lunes, 30 de mayo de 2016

En realidad, tal vez, solo se querer a distancia.
Querer sin barreras, 
sin pertenecer unos a otros
Sé amar después del terremoto.

Pero durante aquel terremoto, 
durante la constante inestabilidad
solo me agota estar entre llantos y risas, 
que sea un hilo tan fino, el pasar de uno al otro.

Porque aun no comprendo como el ser humano
se complica tanto.. 
Se aburre de la felicidad, 
de la estabilidad, 
necesitamos drama,
problemas que resolver, 
algo por que llorar.

Como si no fuera un problema constante
de por si
aprender de esta vida
y lograr la mejor versión 
de nosotros mismos.
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Sobre el conejo y Alicia..
el tema del tiempo, 
es entre muchos unos de los que mas interesan, 
me obsesiona saber y leer de el.
Es tan abstracto pero real,
En Alicia en el país de las maravillas, Alicia persigue a un conejo, el cual la lleva a caer en un pozo bajo tierra, donde se encuentra en una tierra secreta o perdida. 
Este conejo posee durante toda la aventura un reloj y una inmensa preocupación por "no llegar tarde".
Pareciera una imagen muy común y cotidiana de la vida, donde todos corren para no llegar tarde a algún que otro lugar.. prisioneros del reloj que ellos mismo crean para correr. 
Pero el tiempo es algo mucho mas amplio que eso.
En la mesa con el sombrerero loco, este le habla del tiempo como un sujeto, como alguien con quien se puede hablar, quien escucha y a quien le podrías pedir que haga lo que vos desees 
"..  El tiempo no soporta que lo marquen. Si estuvieras en buenos términos con el harías lo que tu quisieras con los relojes. Por ejemplo, imagina que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar la clase: solo tendrías que susurrarle al Tiempo una insinuacion, ¡y al instante giraría las agujas! ¡Una y media, hora de comer.."
Pero también, podrías estar en malos términos con el, según lo que le cuenta el Sombrerero a Alicia.
Mas allá de un libro muy conocido, pueden analizarse cosas muy profundas de la vida que estamos acostumbrados a vivir.
Lo que quisiera concluir es que vivimos peleados con el tiempo, así como con muchas otras cosas. Queriendo manejar lo constantemente,  aun así, viviendo lo como si nada, dejando que se nos pasen los detalles del día a día. Hay que aprender a valorar el tiempo en si, y así permitirnos ver, como lo marcan realmente las agujas la vida.
El hombre esta muy acostumbrado a quejarse, y así hace con el tiempo,
"No tengo tiempo" "Es mucho tiempo" "Necesito mas tiempo" " No llego"
Abandonemos esa manía de querer controlar todo, hasta lo que va mas allá de nosotros mismos, aprendamos a vivir en armonía con eso, y todo se va a presentar a nuestro favor.
Mientras tanto, va a seguir en nuestra contra.

Hablando de mi.

Me la pase hablando de la libertad de uno mismo, 
de que el sufrimiento solo nos lo causábamos nosotros.
Me llene la boca hablando de que conocí mis demonios,
y los acepte.
De que logre ver mis virtudes, y las ame.
Me creí fuerte,
por fin, lo que viniera no iba a poder conmigo.
Pero conociéndome tanto a mi misma,
en lo mas profundo..
sabia bien, que el amor es mi mayor fortaleza,
pero también es el único capaz de derrumbar todo otra vez.
No soy capaz de amar a medias, 
de amar un poco..
La pasión  sale a flote,
quemando por dentro cuando la quiero censurar,
no se manejar de manera neutral
mis acciones por amor.
Soy de esas personas que mueven el mundo
por el otro.
Soy de esas que solo les sale dar,
sin importar lo que se reciba..
(no desmiento que duela cuando no se recibe)
pero aun en esos casos, no puedo ser infiel a mi esencia.
Dar lo mejor de mi misma,
es mi mejor 
y peor virtud.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.  
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.  
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 


Ella me quiso, a veces yo también la quería.  
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.  
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.  
Y el verso cae al alma como pasto el rocío. 


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.  
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.  
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.  
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.  
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,  
mi alma no se contenta con haberla perdido. 


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,  
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 


Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, 
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva 
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores, 
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo 
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde, 
te amo directamente sin problemas ni orgullo: 
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres, 
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía, 
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.